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¿QUÉ CREEMOS?

 

 

Creemos que hay un creador del cielo, la tierra y toda su plenitud (Salmos 24:1), su nombre es YHWH (Yahweh) y solamente suya es la gloria y la adoración (Isaías 42:8), Dios como creador tenía una relación de comunión estrecha con su creación y colocó al hombre como cabeza de ésta, también estableció normas que debían ser obedecidas por la humanidad, sin embargo el hombre las rompió y juntamente con eso: la relación que había antes entre el creador y sus creaturas fue quebrada; por esa razón se dio una separación y un estado de muerte espiritual al que toda la creación está sujeta por causa del pecado, para que la comunión de la humanidad con su creador pudiera ser restaurada era necesario que se pagara el precio por la desobediencia a la norma establecida, y el precio era de sangre, debía pagar un justo por todos los injustos para salvarlos con su sacrificio (1 Pedro 3:18) así los salvos por ese sacrificio cumplirían con su propósito al ser creados, que era: adorar y glorificar el nombre de Dios (Isaías 43:7).

 

El único capaz de salvar a la humanidad con su sacrificio era Jesucristo, su nombre en hebreo es Yahshua que significa “Yahweh Salva”, porque Él vino a esta tierra a dar a conocer el nombre de su Padre (Juan 17:26), Dios en su perfecto amor  ideó un plan para enviar a su hijo unigénito al mundo y así poder salvar al hombre de su pecado, formó para sí un pueblo especial  llamado Israel al que dio sus leyes y a través de (Judá) una de las tribus, saldría El Rey (Yahshua) que habría de dar con su propia vida la paz y reconciliación a la humanidad (Miqueas 5:2). De esta manera todo el que recibe el sacrificio del Hijo de Dios creyendo que su lugar (de muerte) fue tomado por Yahshua salvándolo de una eternidad separado de su creador, se convierte en hijo de Dios (Juan 1:12) porque ha sido rescatado a precio de sangre (1 Corintios 6:20) por creer que el sacrificio del unigénito hijo de Dios fue suficiente para salvarlo, pero el que no cree ya ha sido condenado (Juan 3:16-18), y estamos seguros de ser sus hijos porque el Espíritu Santo nos da testimonio de ello (Romanos 8:16).

 

 Cuando Yahshua vino a la tierra para cumplir su propósito salvífico, obedeció siempre las palabras de su Padre y cuando murió pagó el precio del pecado venciendo a su enemigo (Satanás) que tenía el poder de la muerte (Hebreos 2:14) y dejando libre a todo aquel que creyera en su sacrificio, luego resucitó al tercer día y fue predicado a los hombres el arrepentimiento para el perdón de pecados (Lucas 24:46-49) exponiéndose el evangelio de Buenas Nuevas de salvación. Luego de morir y resucitar, antes de ascender al cielo (Marcos 16:19), Él prometió que vendría sobre sus seguidores la promesa del Padre, que era El Espíritu Santo quien los guiaría a toda verdad y les enseñaría todas las cosas (Juan 14:26), Él es El Consolador y ha sido dejado en la tierra para dar convicción de pecado justicia y juicio a la humanidad haciéndoles entender que necesitan ser salvos (Juan 16:8-11).

 

La Salvación de la humanidad es por gracia, ninguna obra que nosotros pudiéramos haber hecho nos podía garantizar la comunión con nuestro Creador, solamente por medio de la Fe (que es un regalo de Dios) podemos llegar a ser salvos (creyendo en el sacrificio del Mesías) y una vez que estemos relacionados con Dios, andaremos en las buenas obras que Él preparó según su voluntad para que anduviéramos en ellas (Efesios 2:8-10). Podemos demostrar que amamos a nuestro creador cuando obedecemos lo que Él dice (Juan 14:15) poniendo por obra el amor y la fe que profesamos (Jacobo 2:17-18)

 

Yahshua regresará y su segunda venida será para traer Justicia a la tierra, por ello se nos advierte en la Biblia que vivamos en santidad y que estemos preparados para cuando ese día llegue, todos los que creemos en Él aguardamos su regreso (2 Pedro 3:10-12). Yahshua el Mesías y salvador es La Palabra de Dios encarnada (Juan 1:1-5), con sus actos evidenció todo lo que dicen las instrucciones de Dios (Su Palabra).

 

Absolutamente todo lo que creemos se basa fundamentalmente en la Palabra de Dios (La Biblia) que es inspirada por su Espíritu y útil para nuestra edificación con el fin de estar enteramente preparados en obediencia a su voluntad. (2 Timoteo 3:16-17). Dios quiere que el pueblo que ha escogido y apartado, obedezca sus palabras para que halle bendición y lo reconozca a Él como único Dios. (Deuteronomio 6:3-6). 

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